PARA-SEXUALISMO CULTURAL: MINORÍA?

PARA-SEXUALISMO CULTURAL:  MINORÍA?
                                         

 Quizá porque se confundió con las luchas para la equidad de género hombre-mujer; la arremetida de Simone de Beauvoir contra el machismo, logró el apoyo de sectores políticos minoritarios en Europa.  Pocos conocieron sus banderas en la América hispano parlante.  Pocos comprendieron que su lucha no era en defensa de la mujer, ni contra el machismo.  Su pelotera era contra el hombre; contra el varón.   Odió al dios bíblico, por ser un varón que “dispuso” que solo la mujer tuviera dolores de parto; que solo la mujer sufriera la menstruación y de cáncer de mama.

Su lucha revivió y se encarnó, después de su muerte, en la defensa de los derechos de los Homosexuales y la parranda de tendencias o placeres para-sexuales hijos del neo-liberalismo.  Pero como no se alcanza a ver la motivación política de esta ideología, los Liberales y las izquierdas la han abrazado como idea de vanguardia; y los conservadores y las derechas la repudian por la misma razón; como idea de vanguardia.   Por ello, la “ideología de género” baila al son de los gobiernos de turno; pero en general, su principal consorte está en los tribunales; en la cabeza de los abogados; y no en los especialistas clínicos.   Los Jurisprudentes colombianos han exprimido la Constitución; re-interpretando que la discriminación “por razones de sexo…” no solo se refiere a la desafortunada desventaja femenina frente a la masculina, sino que cobija a todos los y todas las que no se sientan identificados con las cualidades de su cuerpo.   Si a una mujer le da por no casarse, encaja en un nuevo tipo de “sexualidad” que le da derecho a reclamar baño distinto, desfile paralelo al desfile patrio, etc.
Cierto.  Con el cuento de los “derechos”, estos 50 grupos para-sexuales  han dado el más sutil golpe de estado al concepto de género.  El mismo diccionario de la real academia asumió un nuevo significado, desde hace ocho años, tan confuso como difuso.  Traído de los cabellos.

Hace una década, según la RAE, el género era la flexión del adjetivo y el pronombre derivado de los atributos del duende, genio, ánima o juno que avalaba las cosas o los fenómenos, de donde sale que el fuego es masculino porque su dios menor o genio es Vesta; y la Tierra es femenino porque su diosa menor era Gea.  Hoy el género es un atributo cultural que corresponde al “verdadero sexo” de las personas.   Por ello, supone una importancia mayor que los atributos biológicos.  Es un tema que resuelven mejor los juristas, que los patólogos.   Hoy los objetos no tienen género.

Están equivocados.  No solo los neoliberales (entre ellos las izquierdas) al montar al neo-género, con todo su peso, sobre el sexo; sino también los Conservadores (entre ellos las derechas); al relacionar la ideología de género con nuevos ateísmos.      Ciertamente, existen ateos por razones políticas o por simple rebeldía social; pero esos ateos, como muchos cristianos, no saben por qué razón son lo que creen ser.  
Seamos claros.  Medio mundo se ha volcado en favor de los derechos de las minorías sexuales; olvidando precisamente a las minorías sexuales.      No se debe confundir el homosexualismo cultural,  innegablemente numeroso, tanto de género masculino como de género femenino; frente al sub-sexualismo biológico; natural y abrumadoramente minoritario.

A alguien le interesa; aún a nuestras autoridades de salud, cuantos habitantes nativos portadores de Trisomías cromosómicas hay en la ciudad?  Quizá los únicos conocidos; por sus características generales, son los portadores de síndrome de Down.  Pero ocurre que esta trisomía no es sexual.

Específicamente; se tiene idea de cuantos nacidos vivos en Cartagena poseen monosomía X o trisomías XXY; XXX o XYY?   Ni idea.   Quizás (Ojalá) se tenga una estadística de los portadores de hermafroditismo o ambigüedad sexual, porque se pueden identificar sin esfuerzo al nacer.  Pues bien; ésos sí son minorías sexuales.  Esas personas sí merecen todo nuestro esfuerzo en busca de un alivio a sus defectos somáticos y reproductivos.   Esas personas que sufren de ambigüedad sexual, de monosomías y de trisomías sexuales son inherentemente infértiles y por lo general,  tienen nula líbido y son profundamente acomplejadas.   Esas personas difícilmente tienen la entereza necesaria como para “salir del closet”.

El para-sexualismo cultural (para que no quede la duda, me refiero a los H, L, G, B, T, I, y los treinta híbridos que siguen) no es minoritario; quizá es mayoritario respecto de hombres y mujeres biológicos que aceptan su potencial sexual basado en sus gónadas y miembros genotípicos.   Por otro lado; ser minoría sexual no significa ser “anormales”.  Al contrario; las verdaderas minorías sexuales descritas obedecen hoy por hoy, a los pocos indicios de evolución humana que persisten.  Las leves mutaciones o accidentes genéticos con efecto positivo en el humano hoy, son menos numerosas que los accidentes de efecto negativo; pero las primeras pueden mantenerse porque no alteran el proceso reproductivo.


Por ello, calculo que un efecto visible del para-sexualismo cultural, de moda y en las roscas de alcurnia, será la reducción de la población humana mundial.  Cuanto me gustaría presenciar ese futuro mundo con menos, pero mejor gente.   

Comentarios

Entradas populares de este blog

ECUACIÓN POLAR DE LA OVOIDE

MONO SAPIENS?

DEFORMACION DE LA ESFERA Y LA CIRCUNFERENCIA